«¿Y si lo perdono y me lo vuelve a hacer?»
Eso fue lo primero que me dijo una chica por mensaje, una madrugada en la que no podía dormir. Había descubierto una infidelidad. El corazón, partido en dos. La mente, hecha un laberinto sin salida. El orgullo por los suelos y las preguntas… esas malditas preguntas que no paran de rondar cuando más duele.
Perdonar o no perdonar una infidelidad. Esa es la cuestión. Y no hay manual. No hay respuestas en Google. Solo tú, tu herida y ese caos emocional que no sabes si llamarle amor, traición o miedo a estar sola. Y ahí, justo ahí, es donde entra el Tarot de Jesús. No para darte una respuesta que quieras escuchar, sino la que necesitas.
Porque a veces, la verdad no consuela, pero libera.
El golpe que no esperabas
Una infidelidad no solo rompe una promesa. Rompe la imagen que tenías de esa persona. Y de ti con esa persona. Es como si una bomba emocional arrasara con todo: confianza, futuro, recuerdos, planes, y lo más duro… la seguridad que sentías al mirar a esa persona a los ojos.
Te sientes tonta. Te preguntas qué hiciste mal. O qué te faltó. Y muchas veces, sin darte cuenta, pasas de víctima a culpable en tu propio dolor. «Si hubiese sido más cariñosa», «si hubiese estado más pendiente», «si no me hubiera confiado tanto». No. Para. No es por ti. Nadie merece una traición, ni siquiera en sus días más imperfectos.
Pero después de la rabia, del llanto y de las noches sin dormir… viene la duda. Esa pregunta venenosa: ¿y si lo perdono?
¿Y si cambia? ¿Y si de verdad fue un error? ¿Y si… me estoy cerrando a algo que aún puede salvarse?
El corazón quiere intentarlo. La cabeza lo niega. Y el alma, en medio, se siente agotada.
¿://tarotbizum.info/tarot-si-o-no-templanza-y-tirada-de-7-cartas/» data-wpil-monitor-id=»2609″>tirar las cartas y que te digan “sí” o “no” como si fuera un semáforo. El Tarot de Jesús no funciona así. Lo que hace es algo mucho más valiente: ayudarte a entender lo que no estás viendo.
Porque cuando uno está herido, confunde señales con esperanzas. Y el tarot —bien hecho, sin adornos, sin mentiras— no te endulza la traición, pero sí te muestra si detrás de ese acto hay remordimiento real o manipulación. Si hay un nuevo camino o solo más de lo mismo.
Es como abrir una ventana en una habitación que huele a encierro. No es que el aire fresco te diga lo que hacer, pero respiras mejor. Piensas más claro.
Historias que se repiten… o se transforman
Recuerdo a una mujer que vino rota, con la mirada baja y el alma temblando. Él la había engañado con una compañera del trabajo. Le juró que fue una noche, que había sido una estupidez. Ella quería creerle, pero algo dentro no se lo permitía.
La tirada fue clara. Había amor. Sí. Pero también había ego. Él no sabía lo que quería. Y peor aún: no sabía respetar lo que tenía.
“Si lo perdono ahora, ¿seré su segunda opción cada vez que dude de sí mismo?”, me preguntó al final.
No respondí yo. Respondió su silencio. Su intuición. Y la carta del Juicio, que hablaba de decisiones que cambian caminos.
¿Y si lo que hay que perdonar es a una misma?
Sí, lo sé. Suena raro. Pero muchas veces, el verdadero perdón no es hacia el otro, sino hacia ti. Perdonarte por haber confiado. Por haber amado sin medida. Por haberlo dado todo, incluso cuando no lo merecían.
Perdonarte no es justificar lo que te hicieron. Es entender que hiciste lo mejor que pudiste con lo que sabías. Y que hoy, con el dolor a cuestas, también puedes elegir diferente.
El Tarot no te va a decir que sufras menos. Pero sí puede ayudarte a entender si estás eligiendo desde el amor propio o desde el miedo a quedarte sola. Y eso, créeme, cambia toda la película.
¿Entonces, se puede perdonar una infidelidad?
Depende. Depende de lo que haya detrás. Del arrepentimiento verdadero, no del que se dice por salir del paso. Depende de si hay acciones, no solo palabras. De si tú puedes volver a confiar sin sentir que traicionas tu dignidad cada vez que sonríes.
Y, sobre todo, depende de si tú, con todo lo que eres, con tus heridas y tu valor, quieres empezar de nuevo sin dejarte a ti misma en el intento.
Perdonar no es olvidar. Ni hacer como que no pasó. Es mirar la herida y decir: “Ya no tiene poder sobre mí”. Y eso… a veces se logra quedándote. Y a veces, alejándote.
El Tarot de Jesús no te da fórmulas. Te da verdad.
Y eso es lo más sanador cuando estás rota. Porque no necesitas mil consejos. Necesitas una luz clara, honesta, directa. Sin promesas vacías. Sin venderte el cuento de “todo va a salir bien” si tú sabes que no es así.
A veces el tarot te dice que sí, que hay un renacer posible. Otras veces te muestra que el verdadero milagro es dejar ir. Pero siempre, siempre, te ayuda a verte. A recuperar tu voz.
Y entonces… ¿perdonar o no perdonar?
No hay una sola respuesta. Solo tú puedes decidirlo. Pero no lo hagas desde la carencia. Ni desde el miedo. Hazlo desde la verdad. La tuya.
Porque mereces paz. Mereces amor sin excusas. Y si tienes que volver a empezar, que sea contigo misma.
Ya llegará quien no te mienta. Quien no necesite traicionarte para darse cuenta de lo que vale tenerte. Mientras tanto… que el tarot te muestre el camino, pero que tu corazón sea quien decida hacia dónde caminar.
