Si te revisa el móvil, Tarot de Jesus lo deja claro

Si te revisa el móvil, Tarot de Jesus lo deja claro: eso no es amor, es control. No le des más vueltas, no le pongas excusas, no digas que “lo hace porque me quiere”. No. Te está invadiendo. Te está marcando como si fueras su propiedad. Y si te cuesta aceptarlo, tranquilo, a muchos nos ha pasado. Yo también tuve a alguien que decía amar, pero revisaba mi celular como si fuera parte de su jornada laboral. Y lo peor: me lo tragaba con una sonrisa. Como si fuera normal.

Pero el Tarot de Jesus no se anda con rodeos. Las cartas hablan con crudeza. Sale la carta del Diablo y no hay forma de disimular: relaciones basadas en la desconfianza, celos tóxicos, manipulación emocional. El Diablo no es solo un símbolo religioso, es el reflejo perfecto de un amor contaminado. En una tirada reciente, una chica preguntó por su pareja. Saltaron el Diablo, la Torre y el Colgado. ¿Sabes qué le dijo el tarotista? “Estás atrapada. No estás amada.” Boom. Directo al corazón, pero necesario.

La gente romantiza lo insano. Que te revisen el móvil es como si alguien entrara a tu habitación sin tocar la puerta, abriera tus cajones y leyera tu diario. No importa si no tienes “nada que ocultar”. Es una cuestión de respeto. Y el respeto no debería estar en debate. Cuando el Tarot de Jesus pone las cartas sobre la mesa, te enfrenta con lo que no quieres ver: estás justificando una relación que ya no te da paz.

Y ojo, no es que el Tarot tenga poderes mágicos. No es una varita de Harry Potter. Es una herramienta brutalmente honesta que te devuelve lo que ya sabes pero no quieres aceptar. Te recuerda que si alguien necesita revisar tus conversaciones, es porque tiene inseguridades tan profundas que ni cien “te amos” al día van a curar. Y tú no eres terapeuta. No estás para rescatar a nadie a costa de tu dignidad.

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Una vez, un chico llegó a una consulta temblando. Decía que su novia no lo dejaba dormir tranquilo hasta revisar su WhatsApp. “Solo quiere estar segura”, decía. ¿Segura de qué? ¿De que no respira si no la aprueba? Le salió la carta de la Emperatriz invertida. Falta de autoestima. Dependencia emocional. ¿Y a él? El Ocho de Espadas. Prisionero. Enganchado al miedo de perder algo que en realidad no le daba libertad.

El Tarot de Jesus no viene con azúcar. Te dice lo que nadie más se atreve. Te pone frente al espejo sin maquillaje emocional. Te hace preguntas que duelen: ¿Te sientes libre o vigilado? ¿Estás siendo amado o administrado como una cuenta de banco? Si te cuesta contestar, ya tienes la respuesta.

Yo sé que te dicen que “es normal”, que “todas las parejas lo hacen”, pero eso es una mentira repetida tantas veces que suena verdad. El amor no necesita vigilancia. El amor de verdad confía. Y si no hay confianza, no hay nada. Lo demás es ansiedad disfrazada de cariño. Y a veces el tarot te lo grita más fuerte que tu mejor amigo.

Mira, yo sé que hay miedo. Miedo a estar solo, a “volver al mercado”, a pensar que quizás no vas a encontrar algo mejor. Pero créeme, es mejor estar solo que bajo un régimen emocional que te vigila cada paso. Y si no me crees a mí, pregúntaselo al Tarot de Jesus. Las cartas no fallan. Lo que duele hoy, mañana será alivio. Sal de ahí mientras aún te queda identidad.

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